domingo, 30 de enero de 2011

Lágrimas ácidas



  Hoy he llorado, y mis mejillas empezaron a agrietarse, era la esencia de unas lágrimas turbias, de un color ya usual en mi mirada, la mirada de la soledad.

   Hoy he lamentado mis errores, y he creído encontrar la verdad, pero la única verdad es que el único gesto de sinceridad eran mis lágrimas, pero no había nadie para verlas.

   Hoy he cerrado los ojos con fuerza, pero el dolor de unos ojos ensangrentados suplicaban ver una vez más la luz de la luna.

   Hoy he intentado pedir perdón, he intentado corregir lo incorrecto, pero es tan abstracto... y en mi nube de confusión volví a caer en la incoherencia, y a dañar a los que mas debí cuidar.

   Hoy son ácidas las lágrimas que caen deslizándose por mi rostro, un rostro ya afectado, un rostro deteriorado, tras largas noches en soledad, y días confusos a causa del insomnio.

   Hoy he comprendido algo, y es que el alma existe, fuera de todo contexto religioso, el alma es ese cúmulo de sentimientos, que aveces ansían salir, y fluyen a través de tus ojos en forma de lágrimas.

   Hoy es un nuevo día, aún no ha amanecido, pero mi alma está más despierta que nunca, y por ello, no quiero dormir. Cuando soñamos algo hermoso decimos no querer despertar jamás de ese sueño, mas hoy... tan solo quiero mantenerme despierto, para poder contemplar la grandiosa creación de la naturaleza, quiero mantener esta realidad todo lo que pueda, y ver un nuevo amanecer... un nuevo amanecer que renueve mi espíritu, que renueve mi ser, hoy quiero encontrar mi verdadero yo, quiero luchar contra Morfeo, no quiero más falsas ilusiones, no quiero más engaños, ni más decepciones, no quiero seguir siendo el ente imperfecto que soy por naturaleza, pues mis instintos me llevan a ser diferente, a luchar, a diferenciarme del rebaño que antaño se creó para el bien personal de algún caprichoso, y yo no quiero ser así, el bien común es mi más ansiada meta, la armonía y la paz interior, el equilibrio de mi ánima.

   Hoy veré el amanecer desde mi ventana... y pediré al sol que ilumine mi rostro con su mayor fuerza, pediré al viento que haga enloquecer mi cabello, pediré a la lluvia que me empape de sabiduría y pediré a la luna que mantenga mi llama encendida.

   Hoy cometí errores igual que ayer, pero no más que mañana, y mis lágrimas son la causa de mis ojos irritados y desteñidos, un iris sin color, una vida gris, un dolor que nubla mi vista, mas no me rendiré y aun con mi propia sangre fluyendo por mis manos, jamás dejaré mi lucha, y si he de llorar, lloraré, pero lo haré en soledad, en la mas profunda penumbra, pues mi querido amigo, si he de yacer aquí, que sea mi sangre derramada en la batalla la que se recuerde en mis memorias, y no las lágrimas de un solitario errante condenado... que no supo amar... ni ser amado.


   

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